El campo, creado a partir de una fábrica de ladrillos comprada por las SS, estuvo en funcionamiento entre el 13 de diciembre de 1938 hasta el 29 de abril de 1945, fecha en la que fue liberado por los Aliados.
Tuvo una población total de 106.000 prisioneros de 28 nacionalidades diferentes, repartidos entre el campo principal y 96 campos anexos distribuidos a lo largo del norte de Alemania. Además, estuvieron allí recluidos judíos, comunistas, homosexuales, prostitutas, testigos de Jehová y prisioneros de guerra.
La mortalidad fue muy alta: más de 50.000 personas fallecieron en el campo, principalmente debido a las condiciones subhumanas del campo (nutrición insuficiente, condiciones antihigiénicas y violencia brutal por parte de los guardias).
La actividad en el campo principal estuvo centrada en la producción de ladrillos. La fábrica (con su conocida rampa) está en magníficas condiciones. Los hornos y las naves son libremente visitables. Se construyó un canal para transportar los ladrillos desde el campo a los subcampos. Para ello, los prisioneros tuvieron que excavar el suelo con herramientas inadecuadas, sin poder beber agua y en penosas condiciones de salud.
En el verano de 1944, Neuengamme recibió muchas prisioneras de Auschwitz. Hay que destacar que, en este campo, se entrenó especialmente a mujeres guardianas. Muchas de esas mujeres fueron desgraciadamente muy famosas entre los prisioneros, como, por ejemplo, Kaethe Becker, Erna Dickmann, Johanna Freund, Angelika Grass y Loni Gutzeit (quien sirvió en el campo de Hamburgo-Wandsbek y fue apodada la dragona de Wandsbek). Muy pocas de ellas fueron procesadas por crímenes de guerra.
El 26 de abril de 1945 el buque Cap Arcona trasladó a unos 10.000 prisioneros del campo de concentración de Neuengamme hasta la Bahía de Lübeck. Por un terrible error, el 3 de mayo de 1945 el Cap Arcona y el Thielbek fueron hundidos por ataques de la Real Fuerza Aérea Británica, causando miles de muertos. Una réplica de la campana del barco se encuentra en el museo.
En las fotografías se puede observar el vagón de tren (a su lado han puesto un rectángulo de cemento con las pisadas de las personas que iban apretadas en cada vagón, para que los visitantes puedan hacerse una idea de lo agobiante que podía ser un viaje en esas condiciones infrahumanas), el canal, las naves de fabricación de ladrillos, los libros en los que recogían los fallecimientos con sus supuestas causas…
Todas las fotografías de mi visita al campo están disponibles en la siguiente carpeta: